Contra las patrias, el Viejo Maestro




La nacionalidad del obrero no es ni francesa, ni inglesa, ni alemana, es el trabajo, la esclavitud libre, el automercadeo. Su gobierno no es ni francés, ni inglés, ni alemán, es el capital. Su aire nativo no es ni francés, ni alemán, ni inglés, es el aire de la fábrica. La tierra que le pertenece no es ni francesa, ni inglesa, ni alemana, está a unos cuantos pies bajo el suelo.
Karl Marx: Crítica de «El sistema nacional de economía política» de Friedrich List

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miércoles, enero 02, 2013

Lectores y seguidores , habran comprobado el estado de abandono de esta bitácora .La causa no es otra que la imposibilidad a la que una larga emfermedad me tiene obligado .
En estos largos meses de abandono se ha sucedido acontecimientos que , con independencia de la razón fundamental por las cuales interrumpo indefinidamente la publicacion , particularmente la audacia , diriase revolucionaria , del gobierno Rajoy en la aplicacion del mas salvaje programa de desmantelamiento del estado del bienestar   hubiera requerido una mayor atencion por mi parte ; por otro lado la deriva independentista de la derecha catalana me obligaría a poner coto a cualquier relacion con la izquierda centrifuna  .
Un saludo y espero retomar esta publicacion a la mayor brevedad

sábado, octubre 13, 2012

La Cuadratura del círculo

Ignacio Sotelo

El Pais, 24, 12, 2005

Desenredando un equívoco.-

La polémica acerca del federalismo ha abandonado su nicho teórico-periodistico- programático para acercarse a la realidad de un proyecto político que se mantiene por ahora a extramuros del mundo institucional pero cuya formulación excede y trasciende el ámbito constitucional, legal, para ofrecerse como alternativa legalmente posible, capaz de contener, frenar, las ansias independentistas de Cataluña y Euskadi. 

La discusión en el seno de la izquierda (incluyendo al PSOE) es hoy obligada y efectiva, la primera capa a desvelar es la que mantiene prisionero a la izquierda de las estrategia soberanista, que a través de la exigencia de la asunción del derecho de autodeterminación cual paradigma de democraticidad (lo es para la practica actual de las tesis leninistas al respecto, viciadas en su origen) resulta  imprescidible para la obtención del  carnet de democrata. 

Sorteada con mayor o menos éxito la sospecha de incurrir en nacionalismo español de clase alguna, a través de la confesada participación de una cierta idea federal del estado, nuestros interlocutores parecen darnos una cierta tregua habida cuenta de la confusión entre federalismo y confederalismo, confusión que actúan como redes en que atrapados o secuestrados nos hallamos, mientras no nos pronunciemos contrarios a la formación de un estado (sic) (con)federal en España, por razones varias y multiples, que no viene al caso, pero entre las que sin duda se halla la legitima oposición al ejercicio del derecho de auotodeterminación que no creemos posible para España, para nada soportable por la legislación internacional al respecto, sensu contrario ya habrían recurrido hace muchisimo a las organizaciones internacionales, ONU, OCDE, OTAN, UE, toda suerte de soberanistas. Tampoco nos ablanda ni conmueve la variante ligth llamada "derecho a decidir", solo nos obliga a detenernos ante lo que mas parece un capricho, un deseo en todo caso, nada que venga protegido por leyes algunas.

Desenredando esa madeja, entre estados de las autonomias, estado federal o confederación de estados, un artículo de 2005 de Ignacio Sotelo, arroja no poca luz, en clave sumamente práctica por demás, de este artículo la entradilla mia es apenas una glosa, que de empobrecerlo lo haría seguro por escribir yo desde la izquierda extramuros, al otro lado del muro institucional, pero que es el muro mismo el que está en cuestión desde las declaraciones independentistas de Mas y la diada del 11 de sepetiembre. 

(leer completo La Cuadratura del circulo, de Ignacio Sotelo)

viernes, octubre 12, 2012

Venga, valiente, españoliza la banca

 

Wert y la vuelta a la tortilla de la inmersión.- 

De manera poco discreta, provocadora, el ministro Wert, ese, ese, el que recorta dineros para subvencionar la enseñanza pública y la concertada, ese mismo que fuerza el despido de profesores interinos, dice en el Congreso que hay que "españolizar" a los niños catalanes lo que está diciendo es darle la vuelta al discretisimo proceso de catalanizar a los niños de los trabajadores españoles inmigrantes en Cataluña forzados a escolarizarse en lengua catalana ya desde el preescolar, destinando a ello los dineros necesarios en gastos de profesorados interinos, material escolar, etc, niños que apenas sabían hablar español, van descubriendo y descubriendo desde hace ya bstantes años a sus padres que son "nativos", algo mas que catalanes de adopción o acogida, siguiendo la política que Pujol ya venía pactando con Aznar primero con Zapatero luego: la llamada inmersión lingúistica en el idioma catalán, ello les llevaría a convertirse en "verdaderos" catalanes y no en "españoles" resistentes, cultivando el recuerdo de la "patria chica" mas allá del recuerdo nostálgico del folclore o de la parentela "que quedó allá". Aprendiendo a hablar en catalán para todo, no solo en la escuela, no solo en la familia, a pensar incluso de ser posible en catalán, disponerse a transitar el camino de la salida de Cataluña de España.

Wert ha provocado, ha vacilado a los catalanistas amenazando con darle una vuelta de tuerca a la tortilla, alimentando de este modo tanto al nacionalismo catalán como al nacionalismo español, mas allá de la legalidad que el texto constitucional reserva para el uso de los idiomas en los territorios bilingúes: así si quieres ser español en Cataluña tendrá que ser a nuestro modo, el del PP, nacionalista y revanchista, vengativo.

JM. 

Hoy es la Fiesta Nacional, y ya saben que en España no nos conformamos con tener un día festivo, hacer algún pastel típico, ir al campo o ver el desfile, como en otros países. Aquí la Fiesta Nacional es una oportunidad para dar la nota con más visibilidad que de costumbre. Salimos a polémica por fiesta. No hay año en que no tengamos algo jugoso que contar de lo sucedido en el desfile, en la tribuna de autoridades, en la recepción del Rey o en los corrillos con la prensa. Y este año, en pleno crescendo españolista, más de uno tendrá la fecha marcada en rojo (y gualda) desde hace semanas.

Ministros bocazas, políticos de dedos rápidos en las redes sociales, militares henchidos de amor a la patria, tertulianos camorristas, hoy es vuestra oportunidad, pero tendréis que esforzaros para ganar un titular, porque el ministro Wert dejó el listón muy alto hace dos días, y no descarten que sea él mismo quien intente batir la marca hoy.

Mucho se habla de la maniobra envolvente (de envolverse en la bandera) con que Artur Mas se ha quitado de encima una parte de la contestación social a sus recortes, subiéndose al carro del clamor de ciudadanos que no ven ya futuro en el estado de las autonomías. Siendo ello cierto (tanto la maniobra de Mas como el clamor ciudadano), no menos cierto es el intento del gobierno español por tapar sus propias miserias con el paño rojigualdo. Esta vez lo que hay que tapar es tan grande que no le daría ni con la bandera king-size de Colón, pero ante buena parte de los ciudadanos (y no sólo entre su electorado), el recurso al nacionalismo español, azuzando la bicha catalana, suele dar resultado.

Sin embargo, cuando veo lo españolísimos que se ponen nuestros gobernantes cada vez que alguien les toca su España, me recuerdan al chuleta al que se le va la fuerza por la boca, que berrea a los conductores y entra por la puerta de casa rebuznando, pero luego en el trabajo es un animalito sumiso que agacha la cabeza y hasta hace la pelota al jefe por mucho que este le explote.

Porque si se trata de sacar pecho patriótico, donde de verdad hay que ponerse español-español y defender este país no es en Barcelona, sino en Berlín, en Bruselas o en Washington. No en los colegios catalanes, sino ante el BCE, la Comisión y el FMI. No es con Artur Mas con quien hay que echar el pulso para salvar España, sino con Merkel, Draghi y compañía. Ahí es donde me gustaría ver al gobierno sacando pecho, remangándose, sosteniendo la mirada y hablando con voz rotunda. Porque si el futuro de España está en peligro no es por lo que decidan los ciudadanos de Cataluña, sino por lo que decidan por nosotros en esas capitales.

Y en esos foros no vemos una defensa tan enérgica de España. Más allá de fanfarronerías del tipo “no me han presionado para aceptar el rescate bancario, en todo caso he sido yo el que he presionado” (equivalentes al mismo chuleta de antes, cuando en la cena o en el bar dice que le ha cantado las cuarenta a su jefe), no veo que el presidente y los suyos planten cara a quienes desde fuera están poniendo en peligro nuestro futuro.

Sin irse tan lejos, también en España hay oportunidades para ser patriota y defender lo común. Podían probar a ponerse igual de gallitos con todos esos evasores de impuestos cuyo agujero fiscal, de no existir, dejaría el famoso déficit en calderilla. O con todos esos corruptos, algunos en sus propias filas, que nunca devuelven lo trincado. O poner en su sitio a todas esas grandes empresas que a base de ingenierías contables acaban pagando menos impuestos que cualquiera de nosotros.
Puestos a españolizar, antes que a los niños catalanes bien podrían dedicarse a españolizar la banca (pero de verdad, para crear una banca pública al servicio de los ciudadanos, no para socializar pérdidas como hasta ahora), españolizar sectores estratégicos y tantas cosas que se vendieron con alegría en su momento y que tan bien nos vendrían hoy para tener más recursos con que salir de esta.

Pero ya digo: el patriotismo de nuestros gobernantes, su defensa de España, es la del que te atruena con el claxon si tardas dos segundos en arrancar en el semáforo, o da las órdenes familiares a gritos para que el vecindario sepa quien lleva puestos los pantalones en esa casa. Pero luego, cuando se cruza con el señor director, sonríe dulcemente, encorva la espalda y le desea un buen fin de semana.

Españoles leales a la Segunda República fueron ejecutados en la provincia de Sevilla por orden del general Gonzalo Queipo de Llano

Españoles leales a la Segunda República fueron ejecutados en la provincia por orden del general Gonzalo Queipo de Llano, a quien se le otorgó un marquesado que ahora acaba de renovar Gallardón

JUAN JOSÉ TÉLLEZ SEVILLA 12/10/2012 07:00 
PUBLICO.ES
Más de ocho mil ejecutados en la Sevilla de Queipo.

Más de ocho mil ejecutados en la Sevilla de Queipo.

Más de ocho mil españoles leales a la Segunda República fueron ejecutados en la provincia de Sevilla por orden del general Gonzalo Queipo de Llano, a quien se le otorgó un marquesado que ahora acaba de renovar Alberto Ruiz Gallardón, como ministro de Justicia, y Juan Carlos I como Rey de España. Otra paradoja de su posteridad: sus restos mortales siguen enterrados en la capital hispalense, en la capilla de La Macarena, el barrio que él contribuyó a reprimir a sangre y fuego junto con el de Triana o San Julián. Y el Ayuntamiento de Sevilla, a partir de la victoria del PP en mayo de 2011, sustituyó el nombre de Pilar Bardem sobre una céntrica avenida de la ciudad por el de Nuestra Señora de las Mercedes, una advocación que guarda relación directa con Genoveva, la esposa del general que no sólo inundaba las calles de muertos sino de soflamas radiofónicas.

La lista de bajas que Público da a conocer ahora viene a confirmar los datos espeluznantes de la sublevación fascista en Sevilla, sobrevenida en las primeras horas del Alzamiento a partir de un golpe de efecto del propio Queipo, que según celebran sus hagiografos redujo por sí mismo y sin disparar un solo tiro a los oficiales que estaban presentes en la Comandancia General. Luego, los dispararía todos. O los mandaría disparar, mientras se oía su voz tenebrosa por los micrófonos de Unión Radio Sevilla EAJ-5, amenazando a todos los alrededores: "Y ahora tomaremos Utrera, así que vayan sacando las mujeres sus mantones de luto".

Las mujeres tendrían que sacar mucho más, como las 17 rosas de Guillena, vejadas antes de ser asesinadas y enterradas en una fosa similar a otras 130 que se reparten por la provincia sevillana, a la cabeza del ránking andaluz en el número de necrópolis republicanas. Para consolidar su supremacía en Sevilla, Queipo contó con la Legión, al mando de Antonio Castejón Espinosa, y con los Regulares de Marruecos llegados desde Cádiz, utilizando la artillería contra los barrios que le presentaron resistencia: ya no más habría de escucharse la vieja copla de "qué bonita está Triana, cuando cuelgan en el puente las banderitas gitanas". Al día siguiente de la toma del Altozano, sobre los balcones colgaban sabanas blancas en señal de rendición.

Las crónicas de Arturo Barea, las aproximaciones más o menos narrativas de Manuel Barrios -"El último virrey" y de Antonio Burgos -"Las cabañuelas de agosto" y "Las lágrimas de San Pedro"-- , la pulcra investigación histórica de Francisco Espinosa Maestre, José María García Márquez o Juan OrtízVillalba, entre otros muchos, así como el trabajo de las asociaciones memorialistas ha ido reconstruyendo el retrato robot de aquel militar africanista que no reparó en medios para someter a la República que juró defender a una dictadura tan sangrienta como anacrónica: Jorge Fernández-Coppel, en su libro "Queipo de Llano, memorias de la guerra civil", prefiere quedarse con la imagen de Queipo enfrentándose a Franco. Quizá lo hiciera, pero antes se enfrentó a su pueblo, masacrándolo o esclavizándolo en los batallones de forzados que hicieron posible la construcción del canal que rodea la ciudad.

Entre sus víctimas, figuran nombres ilustres como los de Blas Infante, el notario de Coria que había abanderado el proyecto andalucista, el diputado José González y Fernández de la Bandera o el alcalde sevillano Horacio Hermoso. Claro que también exportó la muerte a otras provincias, como detalla Francisco espinosa en su libro "1936-1945, la justicia de Queipo", en una espiral represiva que se extendió a todoa la II División, que englobaba a las provincias de Sevilla, Huelva, Cádiz, Córdoba, Málaga y Badajoz, con cómplices tan renombrados como el general Erquicia en Extremadura o Carlos Arias Navarro, que fuera efímero presidente del Gobierno tras la muerte de Francisco Franco pero a quien se conoció popularmente como "carnicerito de Málaga". 

Sin embargo, en aquella Sevilla sin apenas guerra civil, se cuentan hasta 3028 muertes sumarísimas desde mediados de julio de 1936 hasta enero de 1937. Ejecuciones sin juicio previo, como la del profesor Joaquín León, abuelo de los actores Paco y María León. En aquel entonces, como reseña el fiscal jurídico militar Felipe Acedo Colunga, que consideraba a Queipo como" la única autoridad legítima ante la tradición de la Patria y su historia futura", la pena capital no era una excepción sino "un preventivo general" y la represión estaba "dotada de cifras con gran riqueza numérica".

Entre sus cómplices, figuran el comandante José Cuesta Monereo, el capitán de la Legión Manuel Díaz Criado, responsable de Orden Público, el auditor Francisco Bohórquez Vecina quien con Acedo Colunga planificó la represión al pairo de la ley marcial dictada por el Bando de Guerra y firmada por Queipo quien nombró inmediatamente como gobernador civil a su amigo Pedro Parias, "algo cacique", en palabras del propio general golpista. La derecha local era dirigida por Manuel Giménez al frente de la CEDA. Queipo daría pronto responsabilidades a personajes como Gregorio Haro Lumbreras, también conocido como el héroe de La Pañoleta, un comandante de la Guardia Civil que llegó a gobernador de Huelva, pero al que los historiadores han demostrado una formidable afición a las alhajas que las señoras de orden regalaron para el sostén de la causa nacional y que se quedaron en sus bolsillos.
A Queipo, en realidad, como él mismo dijo, le habían "largado el mochuelo" de Sevilla, porque sus compañeros de conspiración desconfiaban en el fondo de sus simpatías tricolores, que le llevó a firmar el parte de guerra con un pintoresco "viva la República". A él le hubiera gustado sublevarse en casa, en Valladolid, pero levantó una casa nueva sobre cimientos rojos. Por la sangre y por la ideología de sus víctimas en una operación de riguroso exterminio. 

En la capital andaluza contaba, en principio, con el respaldo de un célebre torero llamado José García Carranza El Algabeño, agregado a su cuartel general, que en principio le había ofrecido mil quinientos falangistas que se vieron, sin embargo, reducidos a quince a los que se sumaron otros setenta, tras ser liberados de la cárcel. Ese fue el núcleo de un grupo de pistoleros que aterrorizó inicialmente a la ciudad y que luego sembró el miedo en los campos, una "policía montada", que llegó a utilizar garrochas para reducir a los campesinos fugitivos, en una sórdida atmósfera donde abundaban piquetes falangistas o requetés, sin descuidar a los paramilitares.Emulando sus tardes de gloria taurina, hay algún testimonio que asegura que El Algabeñollegó a torear a algunos presos utilizando su fusil como muleta. Autor de numerosos crímenes de guerra, el diestro de La Algaba murió como consecuencia de las heridas sufridas en la batalla de Lopera contra las Brigadas Internacionales. Eso sí, en virtud de sus méritos, Franco le nombró a título póstumo teniente honorario de Caballería.
La represión de Queipo no acabó en los paredones y en las cárceles que muy pronto se multiplicaron. También en las prohibiciones. Prohibido el luto. Prohibido inscribir a los muertos. Prohibido hacer fotografías en todo el territorio sublevado. 

Utilizó los medios de comunicación de su época -el micrófono, el teléfono o el telégrafo-para imponer su ley al grito de "dadles café", el acrónimo de camaradas arriba Falange Española. La represión sumarísima de los primeros meses de su virreinato acabó sorpresivamente un 28 de febrero de 1937 cuando telegrafió a los gobernadores militares de las provincias de su demarcación, las siguientes palabras: "Ordene a todas las autoridades dependientes de su jurisdicción se abstengan de ordenar aplicación mis bandos en que se imponga última pena, debiendo seguirse procedimiento judicial que indique el auditor ". Las ejecuciones siguieron pero ya no fueron clandestinas.

Entre sus cómplices, figuran el comandante José Cuesta Monereo, el capitán de la Legión Manuel Díaz Criado, responsable de Orden Público, el auditor Francisco Bohórquez Vecina quien con Acedo Colunga planificó la represión al pairo de la ley marcial dictada por el Bando de Guerra y firmada por Queipo quien nombró inmediatamente como gobernador civil a su amigo Pedro Parias, "algo cacique", en palabras del propio general golpista. «¡Canalla marxista! Canalla marxista, repito, cuando os cojamos sabremos cómo trataros», seguía retumbando su voz sobre las ondas hertzianas.

jueves, octubre 11, 2012

Los trabajadores españoles contra la fragmentación del estado.



La verdadera bandera independentista catalana: la Caixa manda, aglutina, prevalece. 
La unidad de España no estaba en cuestión en 1978, tampoco lo está hoy para la inmensa mayoría de la población, especialmente la clase obrera se consideraba y en gran parte aún se considera "española", es decir estatal, la presencia de los sindicatos de clase en todo el territorio estatal da buena cuenta de ello. Por otra parte cualquier estudioso o curioso por el derecho internacional público no ignora que el derecho de autodeterminación para nada es aplicable a Euzkadi, Cataluña o cualquier otro lugar del estado español, no existe precedente ni jurisprudencia al respecto. 
 Tampoco está el derecho de autodeterminación en  la Constitución Española de 1931, ¿que no vale como ejemplo? ¡venga ya , con la retórica pequeñoburguesa de los cojones! ¡vendiendo la burra coja! ¿que proyecto socialista para Europa, Africa, se desprende de la extensión a través del D.dA. a tantos estados como lenguas, como etnias? ¿esto no es hacerle el juego al imperialismo que prefiera cuantos menos estado mejor, rogue-state, estados fallidos, aunque sea Nigeria con 600 millones de habitantes, o como lo que quedó de los restos de la URSS o de Yugoslavia, felicisimos todos y el cuento se ha acabado con su soberania nacional intacta, ¡y a ver quien se atreve a descubrir minorias internas aspirante a la demandar derechos de autodeterminación para ellos, sean indios en Quebec, rusos en Ucrania, Georgia, o "españoles" en Cataluña, que esa es otra. etc, etc., a esos si les espera, como lo están sufriendo, carceles, torturas, exclusión social, marginación, mobbing. Lo que si está demostrado al dia de hoy es la inversa de la supuesta opresión que venden: son los estados étnicamente homogéneos o aspirantes a serlo los que no soportan a las minorías étnicas o culturales a su interior, justamente es casi un indicador de democraticidad la existencia de estados mas o menos plurinacionales,tolerantes conlos derechos de las minorias, como sin duda sucede hoy en España: que no les satisfaga hoy a esas minorías es otro problema, una cuestión de sueños, trasposiciones, elección de un sujeto omniabarcador y autosuficiente como sería un estado central incapaz por su propia naturaleza de satisfacer tantos deseos y sueños de felicidad: la medida, - ¡como no! - será siempre el grado de libertad, felicidad y libertad que tendrían las minorias con relación a las mayorías, es decir, si existe o no opresión "nacional". Quien diga que existe en España tal cosa miente como un bellaco.

Lo que si hay es UN DESEO NO UN DERECHO de un porcentaje importante de las poblaciones de esos territorios que deberá ser resuelto politicamente, pero en el que los socialistas marxistas y la gente con conciencia de clase no tiene interés alguno en que en España se formen 17 seudoestados o miniestados, lo diga quien lo diga, hasta Lenin que defendió el DdA. dejaba claro que el deber de los bolcheviques era permanecer partidario de la unidad y desde luego frontalmente en contra de la división del proletariado y del partido del proletariado. 

Espero que la izquierda social y socialista se ponga sin mas demora al frente de las protesta contra la independencia de Cataluña.

En la revista  Sin Permiso, que pasa por ser paradigma de las publicaciones marxistas en la red,  se nota el alma de la LCR, de la "Cuarta", dispuestos a morir por su wilsoniano-leninista (la expresión es de Eric Hobsbawn) Derecho de Autodeterminación, como ha puesto de manifiesto una vez mas Jaime Pastor en le Monde Diplomatique. El leninismo inconsecuente está pillado con el susodicho derecho de los cojones, tomando en todo los casos deseos por derechos.

Si convocan un referendum pediremos a los trabajadores que voten en contra, dejando previamente muy claro que pregunta, o preguntas, etc, etc, habrían de hacerse, las hagan quienes legalmente esté facultados para ello, Por lo demás, de tanques aquí nadie ha hablado, precisamente se trata de impedir que un nacionalismo alimente a otro (y lo está haciendo) el de los tanques, justamente.

Para desgracia nuestra, el estado español no para de rodar en dirección a convertirse en “estado fallido” ¿ahora se trataría de etnificar, folclorizar, separar y dividir o recomponer sobre bases igualitarias, federal no confederal (que eso es tanto como la antesala de la separación), sin permitir que una coalición castellano parlante en competencia con otra catalanoparlante se alce con el santo y la limosna de la hegemonia del nuevo-viejo estado ibérico?

 Otra vez la vieja burra del derecho a separararse, para...unirse. 

miércoles, octubre 10, 2012

Cataluña: se debe reconducir la situación


Hay que defender con argumentos y a la ofensiva la federalización del Estado español

 



Uno.
Hay que reconocer en Artur Mas dotes de malabarista. Tiene un país en quiebra; necesita el rescate del Gobierno español del que desea separarse (¿qué pensaría la UE si le pedimos el rescate y anunciamos que nos vamos?); cuenta con más de 700.000 parados; ha sido pionero en la aplicación de recortes sociales; se ha sostenido gracias al apoyo del PP, al que ayuda en las Cortes en sus duras medidas sociales y, no obstante, se presenta como el líder mesiánico de la nación catalana en el camino hacia la “independencia”. Realmente asombroso, porque si uno lee su mensaje, este es de una ambigüedad inaceptable, pues no es lo mismo “un Estado propio en Europa”, que “estructuras estatales”, que “una nación dentro de Europa”, que el “derecho a decidir” o, por fin, el pacto fiscal. El president sabe —y así lo ha reconocido— que una independencia unilateral, en contra de la voluntad de los españoles, supone violar la Constitución y quedarse fuera de la UE y del euro. Significaría un choque que dividiría a la sociedad catalana, exacerbaría los demonios de antaño y sería un desastre para todos. Sin embargo, casi todas las demás cuestiones son discutibles y, bastantes, negociables porque “estructuras estatales” ya se tienen ahora y se pueden ampliar en una federación; un pacto fiscal es necesario, la cuestión es saber de qué pacto hablamos, si del que mejore la hacienda catalana y no rompa el principio de solidaridad o de otro.

Dos. Al final, después del encuentro con su aliado Rajoy, en demanda del pacto fiscal —versión Concierto— del que sabía de antemano que era inviable, quedaba expedita la vía de la convocatoria de elecciones. Consulta en la que la derecha nacionalista, envuelta en la bandera de la “independencia” o del “derecho a decidir”, intentará ocultar sus desaguisados sociales, echará la culpa de todo al tripartito de izquierda y a España y podrá obtener la ansiada mayoría absoluta que le evite depender del PP o de ERC. Por si había dudas, el anuncio carismático-plebiscitario de que una vez cumplida la misión histórica, se retirará, desvela la intención política oculta. A partir de ahí, las dos derechas nacionalistas —la catalana y la española— negociarán y pactarán, me temo que a costa de todos nosotros.
Ahora bien, lo que nos debe preocupar de verdad no son las maniobras de uno u otro partido para obtener ventaja electoral a costa de lo que sea. Lo que importa es lo que piensan y sienten los catalanes. Estaríamos ciegos si olvidáramos la dimensión ciudadana de la cuestión. Cuando cientos de miles de personas salen a la calle en pro de la independencia; se corea ese deseo en los campos de fútbol y las encuestas reflejan un ascenso continuo de la misma aspiración, tenemos un problema político de envergadura que no se resuelve con la simpleza de la “algarabía”, la ambigüedad de la “quimera” o enarbolando la Constitución sin más. Por el contrario, hay que escuchar, comprender, dialogar y reconducir la situación por medio del pacto porque sería un desastre que nos metiéramos todos en un callejón sin salida.
Estaríamos ciegos si olvidáramos la dimensión ciudadana de la cuestión

Tres. Muchos catalanes tienen razón de sentirse descontentos o agraviados. Todo el proceso de concepción, elaboración, negociación, recurso y resultado del Estatuto de Cataluña fue una operación política fallida que está en el origen de la actual frustración. No es aceptable que un Estatuto votado, por amplia mayoría, en los Parlamentos español y catalán, refrendado por la ciudadanía catalana, pueda ser recortado. El examen constitucional de los Estatutos, en su caso, debe ser anterior, nunca posterior al voto popular. Ya sé que así está en la ley y que el Estatuto actual es mejor que el anterior. Mas eso, ahora, ya no arregla nada, pues el daño está hecho. Luego se abalanzó la crisis económica, que exacerba los nacionalismos, populismos y el sálvese quien pueda, sobre todo si se es más rico. Esta actitud es entendible entre los sectores más pudientes, no lo es entre las capas más desfavorecidas, que solo se salvan en escenarios unitarios y solidarios. No quiero pensar qué pasaría con los sindicatos y partidos de izquierda, catalanes y españoles, en una hipótesis de divorcio. No se comerían un rosco en decenios, con unas y otras derechas envueltas en las banderas, que todo lo cubren, hasta las peores trapacerías. No olvidemos que la reacción de Mas y Rajoy ante la crisis ha sido la misma: los recortes sociales. El primero ha tenido la habilidad de cubrirse tras lo “identitario” simbólico, que arrastra siempre a sectores populares, arrinconando la identidad real de las necesidades sociales.

Cuatro. En cualquier caso, hay que reconducir la situación y evitar que se siga pudriendo. Me temo que hasta después de las elecciones será difícil. Ahora solo nos queda exigir claridad, que no se engañe al personal y confiar en que el seny catalán se imponga una vez más. En mi opinión, el futuro no está ni en el inmovilismo de “ahí está la Constitución” ni menos aún en el independentismo. Por el contrario, creo que hay que defender con argumentos y a la ofensiva la federalización del Estado español. De entrada, se podrían retomar cuestiones que el Constitucional rechazó por problemas formales, por medio de reformas de leyes orgánicas, como sería el caso de aspectos de la administración de justicia y otras. Luego, hay que resolver el tema de la financiación con criterios federales, de tal suerte que se mejore la hacienda catalana, y la financiación de las autonomías, manteniendo el principio de solidaridad, con límites y reglas claras. Por último, hay que abordar de una vez la reforma de la Constitución. Por ejemplo, o el Senado se transforma en una cámara de los “Estados” o es una institución que no cumple con su razón de ser.

Cinco. Hay quien sostiene que a Cataluña le iría mejor fuera de España. Sinceramente no lo creo y, sobre todo, depende a quiénes. A los ricos quizá sí, cuando Mas elimina el impuesto de sucesiones y otros; a la inmensa mayoría le iría mucho peor. Los vientos en la UE soplan en dirección opuesta a las separaciones. Todos somos cada vez más dependientes, compartiendo soberanía y, en la globalización, con una UE federal a la que vamos, con mayorías cualificadas cuyo voto se pondera basándose en la población, cuanto más pequeño se es más dependiente se vive. En lo único que coincidí con Mas fue cuando dijo: “No estamos locos, queremos estar en la UE y en el euro...”.


 Pues eso, porque creo que “eso” pasa por España.


 Nicolás Sartorius es vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas.

La pobreza como tecnología del norte contra el sur - Carlos Carnicero

….Grecia ha recibido a la señora Merkel como el remake de una nueva ocupación alemana. Ahora no son divisiones acorazadas sino que los bancos alemanes toman posiciones sin disparar un solo tiro. No necesitan fuerzas de ocupación porque la aristocracia política y del dinero de cada país ocupado son un ejército de cipayos al servicio de la colonia….”
“…..No queda mucho tiempo para una explosión social. Debiéramos procurar que fuera pacífica, contundente y coordinada con nuestros hermanos del sur”.